Que comer en Buenos Aires

Primero que nada, tenés que saber que Buenos Aires no tiene comida propia per se, sino que las cosas que comemos hoy se fueron armando con la mixtura de españoles, negros e indigenas en una primera etapa. Y luego, con la ola migratoria de europeos (principalmente italianos y españoles) se termino de formar la comida porteña como la conocemos hoy.

Un poco de historia, como llegamos a ser el país con la mejor carne y porciones abundantes.

Cuando los conquistadores españoles llegaron, trajeron consigo vacas que se encontraron con una superficie llana (geográficamente) y sin un depredador natural, lo cual permitió la reproducción sin inconvenientes. En paralelo,  por la falta de mano de obra provocó que haya menos consumo de vegetales, ya no había cultivos en terrenos enormes por la falta de gente para recolectarlos, por lo que las personas hacían lo propio en sus jardines. Lo que derivó en que los platos que en España se cocinaban con mucha verdura, pasaran a cocinarlos con mucha gente. 

Por otra parte, en la época de la migración europea, los españoles e italianos que llegaron a Argentina después de haber pasado mucha pobreza y desabastecimiento por la guerra en su país de origen comenzaron a cocinar de manera abundante y las porciones para dos empezaron a ser de uno. Incluso, se modificaron las recetas, por eso por ejemplo, podrás encontrar que nuestras pizzas son iguales que las italianas pero con más queso, ese es nuestro distintivo. Dicha tradición, de las porciones grandes, se mantiene en los llamados Bodegones, que son restaurantes que venden cocina casera a menor costo que cualquier otro restaurante.

Mate
Éste, es un sabor adquirido, se trata de una infusión de la planta de yerba mate, que crece mayormente en la zona de la provincia de Misiones, y que se toma en Argentina, Uruguay, Paraguay y en la zona de Brasil fronteriza con Argentina. Se pone la yerba en un recipiente (el mate propiamente dicho), se inclina la yerba generando una especie de montañita y del otro lado se hace como un pocito, donde se pone la bombilla. Luego se procede a tirar el agua en ese pocito. Los datos a tener en cuenta son: que el agua no tiene que estar hervida, la bombilla no se mueve y es mejor si no se le pone azúcar.
Si aún no lo pruebas, es bueno que sepas que es tiene un sabor amargo, y depende de la marca y la cosecha, puede ser más suave o fuerte, históricamente las más amargas son ‘La Tranquera’ y ‘Rosamonte’. Si eres de las personas que necesitan apoyo visual para terminar de comprender de qué va ésta infusión sudamericana, te recomiendo este video.